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Terminaron las celebraciones y los buenos propósitos, ahora toca trabajar con fe, con esperanza y con mucha perseverancia; son realmente tiempos difíciles, pero siempre habrá oportunidad para mejorar, no solo económicamente, sino también como personas, como mejores ciudadanos.
Este año 2022 es el inicio del Tricentenario y debemos como país empezar a sentar verdaderas bases sólidas para el desarrollo de la patria, nuestros gobernantes deben de enfocarse en aquello que prometieron y es gobernar bien para todos los peruanos, no para un determinado segmento social, sino para todos. Ya es tiempo que dejemos la politiquería y empecemos a revalorar la política, el fortalecimiento de los partidos políticos y la generación de verdaderos semilleros de liderazgos políticos que garanticen una verdadera gobernabilidad, el caudillismo que tanto daño le ha hecho y aún le sigue haciendo a nuestra patria durante los últimos 200 años, debemos desterrarlo por completo de nuestra vida institucionalidad, es lo más nocivo que nos puede pasar, fortalezcamos las instituciones, transparentemos las acciones de gobierno, exijamos a nuestro presidente congresistas, gobernadores , consejeros, alcaldes y regidores , honestidad en sus acciones del día a día, basta de lucrar con la pobreza del país.
Zarpemos a ese mar inmenso que representa el tricentenario de la independencia del país y trabajemos con ahínco, por nosotros, nuestras familias y nuestras ciudades, hagamos de nuestras comunidades verdaderos espacios de convivencia ciudadana, involucrémonos en los asuntos de nuestras ciudades fiscalicemos, participemos y propongamos los cambios que necesitamos.
Desde Yunguyo la primera ciudad educadora del Perú, hasta Tumbes, desde Iquitos hasta Tacna y desde Lima hasta Ucayali, forjemos el nuevo Perú que nuestros hijos requieren, Alas y buen viento Perú, a trabajar con tesón y honradez.
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