La Presidenta del Congreso de la República, María del Carmen Alva, manifestó la semana pasada refiriéndose al ejecutivo: «Dicen que son ‘el Gobierno del pueblo’, esa es su frase. Nuestra frase es un Congreso para todos, sin excepción, a nivel nacional: Lima y regiones unidas, blancos e indios unidos, pobres y ricos unidos. Nosotros no tenemos un discurso divisionista, de lucha de clases». Fuente: Diario Expreso 09 de julio 2022.
Cuando escuchamos estos discursos públicos totalmente racistas, pero su interlocutora dice que su discurso no es clasista, nos preguntamos ¿Qué pasa en las mentes de estas personas? ¿Se han quedado en la época de la colonia, de los latifundistas? ¿No se han dado cuenta que el mundo ya evolucionó?
Lamentablemente, el racismo no ha desaparecido en nuestro país, sino todo lo contrario, se mantiene muy vivo y lo comprobamos a diario en diversas situaciones de la vida. El racismo se encuentra enquistado y escondido entre las mentes de muchísima gente que no ha sido capaz de sacudirse estas taras que denostan la inteligencia y la dignidad humana.
Hemos esperado algunos días para auscultar la reacción de los principales medios de comunicación sobre este atentado a la dignidad humana y salvo pocas excepciones, comprobamos que son pocas las personas que se han pronunciado con severidad y tampoco hay editoriales llamados a desterrar el racismo por ser atentatorio contra la dignidad de todos los peruanos. Ante ello, debemos ser firmes contra el racismo y toda forma de discriminación pues socavan la unidad y dignidad de los peruanos, nosotros somos una amalgama de culturas que han creado un país único llamado Perú, con una historia forjada desde hace miles de años con nuestras culturas ancestrales, con el imperio del Tahuantisuyo, la colonización española, hasta llegar a la república unitaria que tenemos hoy en día, sumándose también a ello los aportes de las diversas culturas como la africana, china, japonesa, italiana, etc. Como decía el ilustre José María Arguedas, somos de todas las sangres.
Por ello, hablar de gobierno para blancos e indios es indignante porque significa una supremacía de una raza (blanca) sobre otra y ante eso debemos pronunciarnos y no permitir que esas taras estén en la boca y la mente de quienes nos gobiernan.